lunes, 20 de mayo de 2013

¿Puedo solo? ¿Voy a llegar lejos?


Para llegar a una meta no puedo ir solo, ya que a la primera que me caiga no habrá nadie que me levante.
Es por eso que es necesario un equipo. Pero ¡ojo! No es lo mismo un grupo de personas que un equipo.
Un grupo de personas, es solo gente unida que no se entiende ni comparte más que un mismo espacio. Un EQUIPO está formado por personas diferentes que tienen una meta común y se organizan para llegar a la misma, siempre con un líder que lleva adelante al equipo.
Gracias a Dios que somos diferentes, ¡¡eso es indispensable para un equipo!! Sino no tendría gracia: todos haríamos lo mismo y nunca llegaríamos a la meta.
Hay que trabajar organizadamente para lograr una meta común, sino no se llega a ningún lado.
Si nos organizamos vamos a lograr cosas muy grandes, a esto se le llama “Sinergia” (1+1=3) que es cuando el todo es más que la suma de las partes. Trabajando juntos rendimos y producimos más que cada uno por sí solo y sin organización.
Pero como dijimos antes, es necesario un líder que organice el equipo, que distribuya tareas. No debemos pensar en un líder dictador y mandón sino en un líder que guíe a los demás, que sea comprensivo, generoso, que lleve el equipo adelante con mucha capacidad y amor.
Y para eso, el líder debe encontrar su propia “voz”, preguntándose: ¿Qué es lo que hago bien? ¿Qué me apasiona? ¿Qué necesidades hay en mi familia, en mi comunidad, en mi equipo? ¿Para qué tengo talento? ¿Qué es lo que dicta mi conciencia?
Sobre todo el líder debe de alimentar cuatro necesidades fundamentales para vivir plenamente y ser un ejemplo en el equipo o en el lugar donde le toque estar. Estas necesidades son:
* Cuerpo: debo tener disciplina conmigo mismo, si pretendo hacer algo, hacerlo. Forjar mi voluntad.
* Corazón: Tengo que encontrar lo que me apasiona en la vida, qué es lo que mejor hago.
* Mente: el líder  tiene que tener una visión de lo que quiere a largo y corto plazo para su vida, su equipo, etc. Y no puede faltar la propia formación, leer, estudiar mucho y saber de todo, para ser cada día más capaz.
* Espíritu: en mi opinión, la más importante. Debemos tener en cuenta lo que nos dice nuestra conciencia, lo que nos dice esa voz adentro nuestro, y sentirnos tranquilos con lo que hacemos. Poder reflexionar, volverse y mirarse uno mismo para ir viendo como actuamos.
El líder se centra en lo que puede influir para cambiar las cosas y no en lo que no está bajo su control.  Se tiene que preguntar: ¿Qué puedo hacer yo?
Un líder debe crear una visión, tener buenos valores y crear estrategias compartidas, o sea, para el equipo. Debe ser “duro con los problemas y blando con las personas”. Corregir con amor, y ¡liderar con amor! ¡Es lo más importante!



Santiago Sandoná.


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